Eugenio María de Hostos y Bonilla


Nació un día como hoy (el 11 de enero del año 1839) en Mayagüez, Puerto Rico, y muere en Santo Domingo el 11 de agosto de 1903. Inquieto peregrino por la libertad de las Antillas y de la América Latina. Hostos nos brinda mediante su acción ejemplarizante el modelo del intelectual que no se arredra ante los sinuosos caminos de la acción política y revolucionaria. Muy por el contrario, su vida entera será, como lo expresa en su primera obra literaria La peregrinación de Bayoán “un grito sofocado de independencia” por la libertad de las Antillas.
Para los dominicanos, Hostos es el “padre de la educación dominicana”; ideólogo y forjador de la primera Escuela Normal, y con ella la primera pléyade de maestros que marcarían el rumbo de una educación comprometida con la patria y creadora de un hombre nuevo.
Como la vida de Hostos fue tan rica y fecunda lo mismo como revolucionario, maestro, sociólogo o jurista, quiero limitarme a estos sencillos datos e invitar a los interesados en saber más sobre este titán de la lucha por la libertad y la educación antillana, a que lean Hostos el sembrador, del Prof. Juan Bosch.
No obstante, quiero compartir estas líneas sobre el valor de la educación hostosiana, que aparecen en la obra Trujillo: monarca sin corona, de la autoría del Dr. Euclides Gutiérrez Félix:
“Docenas de hombres y mujeres, jóvenes pueblerinos y capitalinos se graduaron de bachilleres y maestros dentro de los postulados de esa escuela progresista, laica, liberal, abierta y racional, que partía del respeto a la familia, que es la primera célula de la sociedad. De ahí el amor a la patria, a sus símbolos, la bandera, el escudo, el himno y la obediencia a los mayores. El trabajo, las buenas costumbres, la disciplina, el orden y la cortesía, eran las bases fundamentales de aquel método de enseñanza, que tan elevada calidad y categoría proporcionó a la escuela dominicana.”