El Dios mango
Por: Julián Morillo

 Se oye mucho en boca de los cristianos, y más en aquellos que hacen de la resignación una filosofía, la frase: “Dios provee”. Y es verdad. Usted sólo tiene que observar, con o sin detenimiento, la abundancia de mangos de que goza el pueblo en estos meses.
Los hay de todos los tamaños y denominaciones: maracatones, mameyitos, tablitas, malapalabras, dealibra, colones, yamaríes o yamaguíes, banilejos, entre otros. Estos últimos se han convertido para los productores de Villa Fundación, Baní, en lo que eran una vez los cerdos para los campesinos cibaeños: la alcancía del pobre. Las exportaciones de mangos el año pasado a Estados Unidos, Japón y Europa generaron ganancias por unos cinco millones de dólares.
Pero, si usted no lo había observado, la abundancia de mangos beneficia por igual a gobernantes y gobernados, pues si bien es cierto que “no sólo del mango vivirá el hombre”, no es menos cierto que este milagroso fruto aplaca el hambre y amema los espíritus levantiscos que demandan solución a los acuciantes problemas sociales y disminuye algunos ceros a la DEUDA SOCIAL ACUMULADA.
Otra beneficio que acarrea el alto consumo de mango es en el orden de la salud, lo que a su vez tiene implicaciones económicas, en tanto reduce el presupuesto de gastos en el orden sanitario.
Según reputados médicos y nutricionistas, la ingesta de mangos evita el estreñimiento, vómitos, indigestión estomacal y las ventosidades o gases (bajando así la tensión entre vecinos y familiares).
Otras propiedades atribuidas al mango tienen que ver con dos enfermedades que afectan y preocupan a la humanidad: la hipertensión y la diabetes, controlando ambas a niveles verdaderamente satisfactorios.
De manera que, si aún no se ha decidido, compre su lata o saco de mangos o vaya con sus muchachos y hasta con su pareja (el mango une la familia) a marotear en alguna finca ajena o propia, pues se agota la temporada.
Ah, recuerde que el mango presenta varias opciones: puede comerlo en trocitos, luego de pelarlo bien; puede quitarle la cáscara con los dientes, chuparla bien y entonces entrarle a la masa; asimismo, machucarlo bien y abrirle una abertura en el…en la colita, por ahí, pues, le extrae el jugo (esta forma nos remonta a la etapa de la succión materna).
No se cohíba privando en fruta fina, coma mango y contribuya con el desarrollo y la paz social.