


¡Castiguemos el delito ortográfico!
Como este es un país donde se gasta tanta tinta, papel,
dinero y tiempo creando leyes que, en el peor de los casos se engavetan, y en
el mejor no se cumplen nunca; sería interesante que algún legislador sometiera
un proyecto de ley para crear el Código Gramatical.
Esto ayudaría a preservar y mejorar lo único bueno que
nos dejó nuestro primer encuentro con los españoles, y a devolverle la tranquilidad
en la tumba a Pedro Henríquez Ureña, Añorga, Andrés Bello y otros lingüistas.
Sería también un aporte al adecentamiento de la imagen de
la ciudad, pues el impacto visual que genera un letrero con cuatro palabras y
diez faltas ortográficas es muy desagradable.
Pienso que las penas a aplicar podrían llevar la misma
categoría que se utiliza en el derecho penal, es decir, según la gravedad de la
falta. Podrían tipificarse éstas en: crimen ortográfico, delito ortográfico y
contravención ortográfica, y a cada una corresponderá una penalización
diferente.
Creo que las
faltas simples (contravenciones) se pueden castigar poniendo al infractor a
escuchar un programa de Celeste, Mota y Deibidania durante tres horas
consecutivas.
A los que cometan
faltas de mediana envergadura (delitos), serán obligados a participar en la
entrevista de José Aníbal y Pedro Jiménez y que le hagan la sazonada pregunta
de la infidelidad. Ah, que el artista invitado sea La Banda del Flow cantando O
Sole Mío, de Enrico Carusso.
Ya para los
crímenes ortográficos, naturalmente, las penas son más severas. Yo sugeriría
que sean implacables para frenar este mal, y que los infractores paguen
poniéndolos a escuchar durante una hora el anuncio de Doña Blanca (sí, ese
mismo, el de ultratumba) o leer durante cinco días consecutivos la cantaleta de
mi amigo Carlos Brito contra el senador Nova Paulino.
Sería una buena idea tomar en cuenta el alcance del medio
a través del cual se presenta la falta. Así, una falta que aparezca en un
periódico digital, un blog o un programa de los que se pueden ver vía internet,
deben recibir una pena mayor que si
aparece la falta en un negocio de alta categoría y muchísimas estrellas, como
hoteles, resort, balnearios, mall, rent car, por donde pasan turistas. Y ser
más flexibles con los que aparezcan en carros, ventorrillos, triciclos, etc.
La idea está
lanzada, a ver quién se anima. Mientras tanto les ofrezco algunos ejemplos de
lo que acabamos de plantear. Esperen más.