Mi apoyo a Pirito

La decisión tomada por el Ministerio de Cultura prohibiendo las comparsas “Titiritero” y “Comprando a cinco y soltando a diez”, de nuestro artista Piro Espinal, es verdaderamente irritante, fuera de época, injusta.
El alegato de que “el mensaje que envían es muy fuerte para exponerlo ante los espectadores de la capital” ha resultado desacertado, de sumisión ante el Clero y la Justicia. Como dice apenado el propio Pirito “están suspendiendo esos personajes porque les afecta el Titiritero, porque le tienen miedo al cardenal”.
Si hay un elemento que caracteriza el carnaval (la fiesta de la carne) desde sus orígenes es la libertad de expresión, de creatividad. Recuérdese que los esclavos aprovechaban estas oportunidades para expresar su deseo de libertad, para denunciar las atrocidades del sistema esclavista; lo mismo hicieron los trinitarios en su momento. Y hablamos de tiempos en que la libertad de expresión era una utopía, un sueño aparentemente inalcanzable.
El mensaje enviado en ambas comparsas es connotativo, es figurado, es una expresión simbólica de una percepción popular. Tal como afirma Pirito, que sus creaciones “constituyen una expresión de los sentimientos y los pensamientos de los dominicanos sobre las actuaciones de sus funcionarios y sus dirigentes políticos y religiosos.”
Esa es una censura inaceptable, pues apunta a que pronto prohibirán los poemas, cuentos, cuadros, esculturas, serigrafías, etc. que denuncien algún mal social.
Si aquí se ha sabido caricaturizar al propio presidente cantando El Sapito y mil diabluras más; y más aún: hubo un periodista que lo llamó “vulgar criminal”, lo que sí constituye un afrenta, una falta de respeto al presidente de los dominicanos, y sin embargo no hay nadie preso ni se ha coartado libertad alguna, mal podríase venir con una alcahuetada así por una alusión a dos sectores que sí están cuestionados por todo el pueblo. Ojo con eso.