Opinando: Otra vez el bendito parque

Existe una gran preocupación en parte de la población por la suerte que puedan correr tanto el parque Juan Pablo Duarte como el histórico Casino del Yuna, Inc.
Ya dijo el padre Antonio Zubeldia en el Tedeum con motivo de la Independencia Nacional: “el otro parque era un lugar maldito, y no queremos que el nuevo se convierta en lo mismo”.

Ese temor tiene razón de ser: ya se han producido peleas en aquel lugar de esparcimiento y se están aglomerando en él muchos individuos de mala calaña, de esos que te huelen a problemas por todas partes; esos que ahuyentan a la gente decente del pueblo que quieren solazarse, tomar un airecito, pasear los niños o a su pareja.

Según mi parecer, todo eso comenzó mal cuando decidieron reinaugurarlo con el mambero Omega. Omega es símbolo de violencia, de ultraje a la mujer, es un tipo que transpira tigueraje, inquietud, falta de control, y atrae mucho a sus iguales.

Si yo hubiese sido el síndico, traigo a la Orquesta Sinfónica Nacional, el Coro de la UASD, de la PUCAMAIMA o el Orfeón de Santiago, quizás un grupo de teatro, de danza o una exposición de cuadros; es decir, esas manifestaciones artísticas que nos producen placer espiritual, estético; esas cosas que son tan aborrecidas por los que andan medio “ranquiao”.

Creo que todavía estamos a tiempo. Sólo falta que el señor síndico municipal, Lic. Alberto Marte, escuche otras voces, personas con una visión más amplia de lo que es la cultura, y deje de oír por un instante a los que sólo ven la cultura hasta donde llegan sus finanzas.