Minerva Mirabal Reyes


                                                             (No debemos olvidar fechas como ésta. Perdón)
Nació el 12 de Marzo de 1926, en Ojo de Agua, Salcedo. Desde su niñez se destacó por su inteligencia, a la edad de cinco años sabía leer y escribir correctamente. A los 7 años recitaba versos de los clásicos franceses, entre ellos Víctor Hugo. El Profesor Nicolás Camilo la presentaba con orgullo, como una alumna modelo, llena de gracia y soltura, educada y precoz. Ingresa en el Colegio Inmaculada Concepción de La Vega a los 12 años de edad.  


En 1946 se gradúo de bachiller en Letras y Filosofía con notas sobresalientes. Ese año regresa a casa. Su intelecto va en "crecimiento", escribe y recita versos, Neruda fue su poeta predilecto. La lectura es su "hobby" principal, así como la pintura en toda su dimensión, sus cuadros son hermosos y de fuertes coloridos; Picasso, Gris, fueron sus favoritos, aunque estaba empapada del clasicismo de las escuelas anteriores, incursionó en el arte de la escultura, se distraía con la música, fue una clásica también, se extasiaba con Bach y se alegraba con Granados. Sus amigos la admiraban y la querían por su carácter jovial, alegre y sincero, y sus amigos además de esas cualidades, la respetaban por su inteligencia y sus amplios conocimientos culturales. Vivía intensamente esa corta etapa de su vida, sumergida en su mundo artístico, lleno de cultura, alegría y cariño, creado por su propia imaginación amplia y profunda. En diciembre de 1949 Trujillo mandó que la llevaran a la capital y que la detuvieran como prisionera a domicilio con Doña Chea mientras que Don Enrique estaba detenido en la Fortaleza Ozama. Minerva asistió a la Universidad de Santo Domingo, en donde conoció a Manuel (Manolo) Tavarez Justo. Los dos se casaron el día 20 de noviembre de 1955 y se fueron a vivir en Montecristi. Tuvieron dos hijos, Minú y Manolito. Algunas de las influenzas políticas de Minerva eran los cambios ocurriendo en otras partes de América Latina, el Movimiento 14 de Junio, y la revolución en Cuba. Minerva admiraba al revolucionario izquierdista Fidel Castro, y recitaba sus famosas palabras, "Condénenme, no importa; ¡la historia me absolverá!"